26.11.09


Publica el diario clarín, en el día de hoy y en la doble página que destina a editoriales, un texto firmado por la señora Vilma Martínez, embajadora de los estados unidos de norteamérica en argentina. En el mismo, titulado La violencia contra la mujer es delito y con motivo de estos 16 días que van del 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer) al 10 de diciembre (Día Internacional de los Derechos Humanos), la embajadora describe a la violencia de género como una pandemia mundial que atraviesa etnias, razas, clases sociales, religiosas, niveles educativos y fronteras internacionales. Dice género, dice razas, dice fronteras. No obstante, estoy muy de acuerdo con la idea general. Dice también que el único elemento común radica en la elección de las víctimas por su condición de mujer. Dice único elemento común, dice elección / víctimas / mujer. Dice que la violencia de género no es sólo privativa de la mujer; atenta contra los derechos humanos y la seguridad en todo el mundo. Si no dijera “y la seguridad”, mi adhesión sería total.

Y dice, así, en bold, que la violencia contra la mujer no es una cuestión “cultural” sino de orden delictivo, y que es un problema que atañe a todas las naciones y requiere una respuesta proporcional a este tipo de delitos.
Ahí me detengo, dice “Cultural”.
Cultural sin comillas referiría a la cultura de los cultos? Por qué “cultural”? porque la violencia no debería formar parte de la cultura, por ejemplo? porque afirmar que es cultural es aceptar que los cambios son a larguísimo plazo?
Y pienso que, tal vez, no sea una cuestión “cultural”, sino una cuestión cultural. Que tal vez para evitar hacerse eco de las polémicas desatadas durante este año en holanda, egipto y marruecos, la embajadora elude cualquier referencia a la obligatoriedad religiosa que dicta el uso de niqabs y burkas…
Si, me gusta exagerar.
Peeero, sin exagerar: género / raza / frontera / seguridad / delito … ES una cuestión cultural!

Oiste hablar de “circuncisión femenina”? Si lo buscás, vas a encontrar que la mal llamada circuncisión femenina es una práctica muy arraigada, extendida por alrededor de una treintena de países (áfrica subsahariana y nordoriental, medio oriente, sur de la península arábiga, malasia, indonesia, india y australia). Vas a encontrar que ya Herodoto hacía referencias a esta espantosa práctica realizada por fenicios, hititas, etíopes y egipcios en el siglo V. Se trata ni más ni menos que de la ablación de labios vaginales y clítoris, un horror que se practica con instrumentos rudimentarios, sin anestesia. Mutilación física y sexual, por si hiciera falta decirlo, circunscripta a la historia de la sumisión de la mujer.

Vas a encontrar que, con diferencias entre etnias, la aberración suma cuatro grados en una escala del terror, según se lo practica al día de hoy:
Grado 1: pliegue superior del clítoris (comparable con la mutilante circuncisión masculina, que priva a los varones de una parte de su cuerpo que desempeña una función en la vida sexual).
Grado 2: clítoris completo y parte de los labios.
Grado 3: clítoris completo, labios mayores y menores.
Infibulación: clítoris completo, labios mayores y menores, sumado a que se cose la vulva dejando una pequeña abertura que únicamente permite la salida de orina y el sangrado menstrual. Como lo que se busca con la infibulación es la fidelidad hacia el marido que viaja, la vulva se cose y descose en repetidas ocasiones.

Vas a encontrar que esta atrocidad es realizada generalmente por ancianas desprovistas de la menor competencia quirúrgica, con algún objeto afilado y hierbas. Que los problemas de salud posteriores son de toda índole: hemorragias que pueden provocar la muerte, lesiones de recto y uretra, infecciones, fístulas. A ello agregale los traumas psíquicos anteriores y posteriores a la castración.
Y que SI es cultural. Porque, como tema relacionado a lo sexual, es un tema tabú. Ninguna “circuncisa” lo manifiesta ni consulta al médico por cualquier problema relacionado.
El placer sexual queda así vedado por siempre, es obvio, como obvio es que el coito se transforma en tortura. No me atrevo a imaginar un parto sin una riesgosa episiotomía.
Es cultural.
La mutilación genital femenina no sólo resguarda la virginidad de las niñas / adolescentes, o impide la masturbación y el placer sexual: es una ceremonia comunitaria que tiende a la perpetuación social y política de la organización. Por lo tanto, el acto se encuentra en el entramado psicosocial, con ceremonias especiales, ritos tradicionales, creencias, costumbres, valores. En algunas etnias simboliza la ofrenda o el sacrificio de una parte de los órganos genitales a las divinidades que presiden la fecundidad. Símbolo / sacrificio / divinidad / presidir / fecundidad. Es cultural. En otras etnias, es un rito iniciático que encauza la transición de la pubertad a la adultez.
Un uso tan antiguo sólo subsiste rutinariamente por el temor de las comunidades a perder su identidad. Qué otra cosa es la cultura?